El agrandamiento de la próstata, o hipertrofia prostática benigna, es una afección no cancerosa muy frecuente que causa problemas urinarios en los hombres a medida que envejecen. Los tratamientos tradicionales pueden tener efectos secundarios no deseados, como disfunción sexual. Si no se trata, la HBP puede provocar infecciones urinarias, daños en la vejiga o los riñones, cálculos en la vejiga o incontinencia.
La embolización de la arteria prostática, o PAE, es un procedimiento mínimamente invasivo que ofrece a los hombres una alternativa a la cirugía. La PAE reduce el tamaño de la próstata y alivia los síntomas sin cirugía ni efectos secundarios como disfunción sexual, incontinencia (incapacidad para controlar la micción), eyaculación retrógrada (eyaculación en la vejiga) o hemorragias. La PAE la realiza un radiólogo intervencionista vascular, especialista certificado con experiencia en el tratamiento del agrandamiento de la próstata.
La EAP comienza con la inserción de un pequeño tubo, o catéter, en la arteria de la muñeca o la ingle. No se hace ninguna incisión. En su lugar, el catéter se introduce a través de un orificio hecho en la piel, aproximadamente del ancho de la punta de un lápiz. Con un equipo especializado de rayos X, el médico introduce un catéter flexible aún más pequeño en cada arteria prostática. Se inyectan pequeñas partículas esféricas inertes en las arterias que alimentan la próstata agrandada, con lo que se priva a la glándula de sangre oxigenada y se reduce su tamaño; esto alivia la presión sobre la uretra y resuelve los síntomas urinarios.
Una vez tratado, se retiran los catéteres y se coloca una tirita. El tratamiento PAE completo suele durar entre 1 y 2 horas. Los pacientes regresan a casa el mismo día. Tras un par de días de reposo, los pacientes pueden volver al trabajo y reanudar sus actividades normales.
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